Canto de rabia a ti, persona del Jerte


Estoy triste.

Ya no oigo fluir tu sangre brillante y clara.

Porque la zancadillean...

quienes no entienden que tu correr es libre.

Porque la pinchan y la succionan...

aquellos a los que no les importas una mierda.

La malgastan y despilfarran...

porque creen todos que eres suya

y de nadie más,

Por qué formas charcos en los eriales

que se filtran por tierras envenenadas y estériles,

fruto de la desidia,

germen de la futura derrota.

Y repito,

fruto de la desidia,

germen de la futura derrota.

Estoy triste porque la que fue vida

acabó tropezando en el desafecto

y se desangro por unos duros

y fue tratada con desprecio

y olvidado su verdadero valor.

Quienes más te necesitan te desprecian hasta el momento en que no estás,

y entonces... lloran y lamentan,

y buscan culpables y no hallan,

ni en si mismos,

ni en todos ellos,

la culpa de tu devenir menguante

que se esconde en su ignominia

y en su día a día cotidiano.

Tus hijos mueren ahogados de sed.

Los advenedizos medran dopados de ti.

Pobrecita mía, pobrecita nuestra.

Pobrecitas todas y pobrecitos todos.

Pobrecito valle.

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