¿Biodiversidad y cerezas?

    
     El agrosistema tradicional (desde hace unos 50 años) en mi zona es el monocultivo intensivo de cerezos.

     El suelo aquí es un reservorio de sustancias peligrosas debido a la cantidad de tratamientos que se realizan con multitud de productos, en dosis superiores a las recomendadas y sin ningún tipo de autocontrol por parte de las personas agricultoras, lo que proporciona el resultado de suelos muertos sin prácticamente actividad biológica.
     Se tiene cómo enemigo a cualquier ave que pueda, a principios de verano, picotear una cereza, véase desde el pequeño herrerillo, pasando por el rabilargo hasta llegar a las magníficas oropéndolas. Y esto es debido a la poca cultura agraria que aquí se tiene, ya que el 90% de la dieta de estas aves en su periodo de cría, que coincide con la cosecha de cerezas, está basada en insectos. Por lo que su papel sanitario en el sistema es incalculable y está obviado por las personas agricultoras.
     Por otro lado, la gran cantidad de insecticidas empleados está poniendo en un serio aprieto las poblaciones de quirópteros de la comarca. Cada día son menos numerosas tanto las especies como las colonias. Obviando también por parte de las personas agricultoras la función sanitaria de estos mamíferos y las causas de su declive.
     En un sistema cómo este, donde la naturaleza ha sido expulsada de sus dominios, otros pequeños mamíferos insectívoros como musarañas y erizos están completamente desplazados. No se favorece un hábitat dentro de las explotaciones agrícolas.
     La disminución de reptiles y anfibios también es alarmante. De un tiempo a esta parte el tamaño de las lagartijas colirrojas y cenicientas ha disminuido al igual que su número. Los lagartos verdes y los ocelados han desaparecido de muchísimas zonas. Hay charcas sin ranas, y solo muy de vez en cuando encontramos un sapillo pequeñajo.
     Por lo que al estar en esta situación de profundo desequilibrio los problemas cada día son más graves. Se necesitan más fumigaciones de herbicida en concentraciones mayores para acabar con las tres o cuatro especies de adventicias que aún crecen en los cultivos. Se necesita una mayor cantidad de insecticida para acabar con las plagas que atacan a los cerezos debido a su estado crítico de inmunidad para hacer frente a nada.
     La solución es fácil. Transformar el sistema agrícola. Hacerlo parecido al bosque. Dando la posibilidad a la vida para que colonice el espacio del que la hemos expulsado. Conociendo y comprendiendo. Y una vez realizado esto lo demás viene solo. Cuidaremos las "malas hierbas" porque su labor es increíblemente positiva para la salud de los árboles y el agrosistema y realizaremos las acciones necesarias para que puedan existir bajo control. Cuidaremos la fauna porque no son nuestros enemigos sino nuestros aliados e implementaremos los recursos naturales que les sean necesarios para poder vivir.

Conciencia simbiótica.

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