Por fin lluvias

La llegada de las esperadas y necesarias lluvias otoñales al Valle del Jerte es una buena noticia, siempre y cuando no tengamos en cuenta el bosque quemado, que no es poco, y esos cerezales en los que el suelo está sin ningún tipo de cobertura, que son la mayoría.
Y es que, estos campos pedían agua a gritos, pero cuando el substrato donde crecen los árboles, tanto los salvajes como los domesticados, está en tan malas condiciones, las lluvias hacen más mal que bien.

Pero da igual, la gente de campo que vive en esta fábrica de cerezas, salvo honrosas excepciones, no conoce el concepto erosión ni el concepto pérdida de suelo fértil. Sin embargo, conocen perfectamente los precios de los abonos NPK sintéticos y en qué almacén, de los que abundan por la comarca, comprar por unos "centimillos" más barato el kilo para dar de comer a sus árboles enfermos y dependientes.
Por suerte, las soluciones están aquí:
  • El problema de la nutrición de los arboles es fácil de solucionar.
  • El problema de la sequía es fácil de solucionar.
  • Los problemas de plagas derivados de lo anterior son fáciles de solucionar.
La agroecología tiene las soluciones a estos problemas. Pero, o la agroecología es muda o las gentes del Valle del Jerte son sordas y ciegas. No escuchan la solución a sus problemas por un lado y por otro ven degradarse sus suelos, su medio, pensando que con unos sacos de veneno, aunque no sepan o no quieran saber que lo es, arreglan las cosas, o por lo menos parchean la situación lo suficiente como para poder seguir cogiendo un volumen de cerezas que satura el mercado y hacen caer los precios.

Conciencia Simbiotica

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